La santidad no es un lujo
para unos pocos sino simplemente
un deber para ti y para mí.
Seamos santos como nuestro
Padre celestial es santo.
Cuanto más enamorado estés de Jesús,
más santo serás.
Cuanto más santo seas,
te convertirás más
en un canal de su amor,
compasión y presencia para los jóvenes.
Beata Madre Teresa