Sobre el mensaje del corto, aunque quizá transmita una imagen demasiado pesimista del “mundo adulto”, sí que creo que refleja con acierto algunas de las experiencias que vivimos gran parte de las personas de nuestra sociedad. Creo que detrás de muchas vidas late la pregunta de si existirá “algo” o “alguien” que posibilite que esa ilusión, confianza, pasión ante la vida, propias de la infancia, permanezcan durante toda la vida.
Y sobre el aspecto formal del vídeo, me parece “super-original” y acertado. Una muestra excelente de cómo, con un formato muy sencillo, se pueden transmitir un montón de ideas sugerentes y de valores.
Muchas cosas que hacemos los adultos escandalizan a los niños. Por ejemplo, cuando les decimos que hagan lo que sabemos (y saben) que está mal o cuando los adultos nos peleamos entre nosotros “como niños”.
Ellos tienen que aprender mucho de nosotros (pero que sea bueno) y nosotros tenemos que aprender aún más de ellos…
Lo peor es que los niños ya no lo sean, y se parezcan más a pequeños proyectos de adulto. Pero no hay que perder la esperanza, y pensar en el “si no os hacéis como niños…”. Busquemos la manera de ser felices en la edad adulta (y parecerlo) para que nuestros niños aprendan que lo más importante no es el dinero, ni la fama, ni la televisión. Redescubramos el valor de la amistad, de pasar tiempo con otros sólo por el placer de compartir momentos. Seamos sencillos y no nos llenemos de “cosas”. Es lo mejor que les podemos enseñar.
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Sobre el mensaje del corto, aunque quizá transmita una imagen demasiado pesimista del “mundo adulto”, sí que creo que refleja con acierto algunas de las experiencias que vivimos gran parte de las personas de nuestra sociedad. Creo que detrás de muchas vidas late la pregunta de si existirá “algo” o “alguien” que posibilite que esa ilusión, confianza, pasión ante la vida, propias de la infancia, permanezcan durante toda la vida.
Y sobre el aspecto formal del vídeo, me parece “super-original” y acertado. Una muestra excelente de cómo, con un formato muy sencillo, se pueden transmitir un montón de ideas sugerentes y de valores.
Estoy plenamente de acuerdo con Raquel.
Muchas cosas que hacemos los adultos escandalizan a los niños. Por ejemplo, cuando les decimos que hagan lo que sabemos (y saben) que está mal o cuando los adultos nos peleamos entre nosotros “como niños”.
Ellos tienen que aprender mucho de nosotros (pero que sea bueno) y nosotros tenemos que aprender aún más de ellos…
Lo peor es que los niños ya no lo sean, y se parezcan más a pequeños proyectos de adulto. Pero no hay que perder la esperanza, y pensar en el “si no os hacéis como niños…”. Busquemos la manera de ser felices en la edad adulta (y parecerlo) para que nuestros niños aprendan que lo más importante no es el dinero, ni la fama, ni la televisión. Redescubramos el valor de la amistad, de pasar tiempo con otros sólo por el placer de compartir momentos. Seamos sencillos y no nos llenemos de “cosas”. Es lo mejor que les podemos enseñar.