Después de todo lo vivido en Senegal durante este mes de agosto dentro de la experiencia en la misión oblata de Senegal, nuestras amigas Beatríz y Raquel comarten con nosotros su testimonio misionero.
De vuelta del viaje misionero a Senegal compartir en pocas palabras lo vivido no es fácil.
Desde el primer momento me he sentido privilegiada por poder vivir esta experiencia. Ha sido un auténtico regalo. Creo que seguramente aún no soy consciente de todo lo que he visto a mi alrededor.
Destaco especialmente la acogida y apertura de este pueblo que te hace sentir de su familia sin conocerte de nada. La alegría de estas personas te contagia enseguida.
Los niños son algo especial. Nada más llegar a una aldea te rodean, te saludan, te sonríen y en menos de lo que te das cuenta tienes a alguno cogido de tu mano.
Las mujeres me han llenado de admiración. Su capacidad de trabajo es espectacular.
Pero también hemos experimentado la dureza que tiene este lugar. Te sientes impotente ante las necesidades sanitarias que no pueden ser atendidas. Darte cuenta de esto te toca el corazón. Sólo puedes poner tantas situaciones en manos de Dios y rezar por los misioneros que comparten esta vida y dan esperanza a tantas personas.
Con solo tres semanas puedo decir que África te enamora.
Raquel
Gracias Dios por haberme dado esta enorme, especial, e inolvidable experiencia llena de Vida y Amor.
Han sido unos días en Senegal donde hemos ido recogiendo frutos: de Acogida por la gente del pueblo senegalés, por los Misioneros Oblatos, de Sencillez un ejemplo en su forma de vida, de Valoración con lo poco que tienen, de Generosidad entregándote lo que tienen su sonrisa, su compañía, su arroz, de Cariño porque sin conocernos confían en ti plenamente y, de Fe los católicos que encontramos vivían con gran Alegría sus celebraciones.
Hemos llevado nuestro trabajo y tu presencia ha sido muy emocionante poder trabajar y ver la guardería de Kanicou, el huerto Guedj dónde nuestra parroquia trabajó con tanto esfuerzo, en el ámbito de la salud dispensarios donde había tanta necesidad y no terminábamos de ver tantos enfermos….
Gracias a todos a cada una de las personas que me he encontrado y me vienen sus rostros con cara de agradecimiento y una gran sonrisa, gracias también a los misioneros y al grupo que ha compartido conmigo esta experiencia que la han hecho todavía mas especial.
Os animo a poder vivir la Misión para traeros todos esos sentimientos y emociones que ahora inundan mi corazón.
Si lo das todo, recibes sin medida.
Beatríz