“¿Existe el AMOR ETERNO? ¡¡¡SÍ!!! Yo lo he encontrado y ya sólo quiero vivir de Él y para darlo a conocer” esto es lo que más o menos resume, hermanos, lo que experimenté en el retiro que tuve de preparación para la oblación perpetua en el Santuario de Lourdes, cuando hacía memoria de la Historia de Salvación que Dios ha hecho conmigo. Supongo que la Magdalena debió experimentar algo parecido, lo que la convirtió en apóstol de apóstoles.
Ahora, mientras escribo esta reflexión sobre mis sentimientos ante la inminencia de esta Gracia que el Señor por su Espíritu quiere derramar sobre mí, me encuentro con mi comunidad de regreso de la misión popular que en un pueblecito de Cádiz hemos hecho toda la Familia oblata (religiosos, religiosas y laicos) y, en el contacto con tantos hombres, mujeres, jóvenes y niños sedientos de un Amor Verdadero que dé sentido y plenitud a sus vidas ¿qué experimento? Pues una mayor urgencia a “sólo vivir del Amor de Dios” y a “hacerlo presente con mi pobre persona entre los más abandonados”. “A ser misionera de la Esperanza me llama el Señor; suscitar una inmensa esperanza con recursos limitados es mi misión” (esto no es mío sino del P.Steckling, pero lo suscribo totalmente).
Consciente del Don que Dios me ha hecho en Cristo de su Amor Salvador y Misericordioso y de la vocación misionera que me ha regalado, sólo puedo repetir con el salmista: “¡¡¡Te daré gracias por siempre!!! ¡¡Anunciaré día tras día tu Salvación!!”
Gracias también a vosotros, hermanos, por vuestra oración y compañía en este momento que siento es de gozo no sólo para mí, ni sólo para mi congregación, sino para toda la Iglesia.
¡Qué el Señor me conceda comprender bien lo que por Gracia suya soy y perseverar como oblata hasta la muerte! ¡¡Alabado sea Jesucristo y María Inmaculada!!
Emma Blanco OMI
Fotos: Mario R.
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