Quizá sea una tonteria, pero bueno, traemos aquí una conversación que un día unos cuantos parroquianos teníamos en la puerta de la parro. Dicha charla se refería a la sorpresa que causaba que, tras varios meses, el gran cartel de la MJ que se había colocado en la fachada de la parro, no había sufrido el “ataque” de ningún grafitero. ¿A qué se podría deber? Aquí venía lo interesante de nuestra conversación: ¿era simple casualidad o se debía al respeto que aún genera la imagen de Jesús? Y tú, ¿qué crees? Puedes dejar tu opinión aquí abajo en los comentarios. (Esperamos que no lo pinten estos días…)